introducción al amigurumi

lunes, 15 de febrero de 2016

¡Buenos días, y bienvenido a (im)possible things, donde las cosas sólo son imposibles cuando dejas de intentarlas!

Hoy es la primera entrada del blog, y como no podía ser de otra manera, quería hablaros de aquello que me inició en el mundo del handmade: el amigurumi. Hace algo más de tres años, me dio por querer hacer mis propios peluches. Pasé varios meses hablando del tema a todo el mundo, buscando cómo hacerlos, intentando imaginar de qué manera cerrarlos y qué materiales usar, pero todo me parecía muy complicado.

Mi primer amigurumi,
usando el patrón de tejiendo perú.
En aquel momento yo pensaba en los peluches de tela, y ni por asomo se me había pasado por la cabeza que se pudieran hacer de otra manera hasta que, no sé muy bien cómo, di con fotos de amigurumis en internet. Fue como descubrir un mundo nuevo, y hablé tantísimo de ello a mi familia que esas navidades en casa me regalaron aguja y varios ovillos de lana para poder empezar, además de un libro de técnicas de ganchillo.

Y, a partir de ese momento y por más técnicas que he probado, tengo que reconocer que no he encontrado nada que me guste más que el amigurumi, por lo que me gustaría compartir con vosotros lo que sé de él.

Por su nombre, amigurumi, podemos intuir las raíces japonesas de ésta forma de hacer muñecos. La palabra amigurumi significa "muñeco tejido", y aunque hoy en día ésta técnica se utiliza para bolsos, accesorios y otros objetos, originalmente los amigurumis eran sólo muñecos realizados en ganchillo, normalmente con forma de animales y un aspecto tierno o adorable.

Como no podía ser de otra manera siendo una técnica japonesa, los amigurumis no son simples muñecos. En japón, los amigurumis sirven para mantener vivo al niño que todos llevamos dentro. Son compañeros y amigos que están con nosotros toda nuestra vida, protegiéndonos y dándonos consuelo cuando somos niños, y manteniendo vivo ese espíritu cuando crecemos.

Por eso, cuando regalas un amigurumi no estás regalando un peluche más, sino algo especial. No son juguetes fabricados industrialmente, sino que cada uno de ellos lleva todo el amor de la persona que lo ha tejido. Lo hagas tú mismo o lo encargues, un amigurumi siempre se hace para una única persona, y aunque puedan hacerse varias veces usando el mismo patrón, no hay dos de ellos iguales: el simple hecho de estar realizado a mano ya hace de ése muñeco algo especialmente pensado para la persona a la que va dirigido.


Aparte de ser unos compañeros únicos, los amigurumis tienen la ventaja de que pueden realizarse con una gran variedad de tejidos. La oferta de lanas hechas de distintos materiales hoy en día es enorme, por lo que cada muñeco puede tener la textura que mejor se adapte a su forma o función. Desde tejidos naturales especiales para la piel más delicada de los bebés hasta lanas hechas con bambú y fibras sintéticas que simulan pelo (por ejemplo, el de estas ovejas tan simpáticas), cualquier textura es posible si sabes dónde buscar.

Ovejas de ganchillo para móvil de cuna.
Realizadas siguiendo el patrón de Repeat Crafter Me.
Investigando un poco, puedes encontrar de todo, aunque muchas veces hay que comprar las lanas más específicas por internet porque no todas las tiendas las tienen en stock. Lanas Katia, por poner sólo un ejemplo, tiene una variedad enorme de tejidos, pero aunque vivo en Madrid muchos de los modelos son casi imposibles de encontrar si no recurres a tiendas on-line, ya que no tienen un porcentaje de ventas muy alto comparado con las lanas clásicas o el algodón.

Para las que hacemos ganchillo, además, el amigurumi fomenta la creatividad y el esfuerzo, porque si bien es cierto que se pueden realizar muchos muñecos con algunas formas muy simples (la básica es una esfera de ganchillo, que es por lo que casi todo tejedor comienza), para realizar formas más complejas hay que pensar, planear y probar, lo que supone un gran esfuerzo creativo. Hacer un amigurumi puede parecer simple, pero crear un patrón conlleva a veces horas de trabajo y de hacer y deshacer vueltas hasta conseguir la forma deseada.

Muchas veces incluso siguiendo un patrón ya creado los resultados pueden ser sorprendentemente diferentes, como es el caso de éste pony: a la izquierda, el resultado original de la autora de All about ami (de la cual es el patrón original), y a la derecha tal y como me quedó a mí, siguiendo el mismo patrón. Se puede reconocer que la forma básica es la misma, pero el resultado es muy diferente.
Aunque aún queda mucho que decir de los amigurumis, espero que la entrada de hoy os haya ayudado a conocerlos un poco mejor. Para quienes hagáis ganchillo y os guste el amigurumi, he pensado hacer una serie de entradas más sobre ello, hablando de técnicas, recomendando algunas webs o canales de youtube para aprender a hacerlo y subiendo patrones gratuitos (¡así que decidme si os gustaría tener algún patrón en especial!).

¡Muchas gracias por estar aquí, y nos leemos en los comentarios!

2 comentarios:

  1. Con todos los años que llevo haciendo ganchillo y sólo hize un amigurumi una vez. ¿Te lo puedes creer? Tengo varios patrones, libros,... pero me da pereza ponerme. ;-)
    ¡A ver si me animo con tus entradas!
    Un beso.

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    1. ¡Hola! Jajaja, supongo que depende de los gustos de cada cual, yo voy dejando a medias todas las prendas de ropa que empiezo: llevo dos meses con un cuello de lana, y mira que es lana gorda y cunde mucho, pero cada vez que me pongo no dos más que media docena de vueltas antes de cansarme.... Y sin embargo con los amigurumis es ponerme y no querer parar.

      Espero que te animes con ellos ^^ Para regalo son geniales, es imposible equivocarse regalando cosas hechas a mano!

      Un saludo!

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