Un chal de ganchillo: Crescent Moon

lunes, 18 de abril de 2016

¡Buenos días, y bienvenidos un lunes más a (im)possible thigns!

Parece que esta semana al fin está mejorando un poco el tiempo en Madrid: al menos, en cuanto te paras un rato bajo el sol empiezan a sobrar las chaquetas. Y, aunque reconozco que en general me gusta más el frío que el calor, este año tengo un gran motivo para desear que llegue este tiempo, ¡y es que voy a poder sacar del armario mi primer chal hecho por mi!


Tengo que confesar que no soy una persona de proyectos a gran escala. No es que no me gusten, sino que repetir fila tras fila de puntos (ya sean altos, bajos o de cualquier tipo) me cansa muchísimo, sobretodo cuando empiezo a coser y no le veo el final a las vueltas. Así que cuando hace dos navidades me regalaron unas preciosas madejas del algodón Natura de DMC y me decidí a hacerme con ellas un chal, no estaba yo muy convencida de cómo terminaría la cosa.

Escogí el chal Crescent Moon porque me tenía enamorada desde hacía mucho tiempo. La fotografía de este chal llevaba guardada en mi ordenador, sin exagerar, al menos un par de años, junto a la fotocopia del patrón de una revista japonesa (que si os soy sincera, ni siquiera recuerdo de dónde saqué).

El chal me encantaba, y había encontrado algunos foros donde hablaban de él, de cómo realizarlo y acabarlo de formas diferentes. Así que, ni corta ni perezosa, y sin tener ni la más ligera idea de japonés, decidí que quería mi crescent moon. Doy gracias a que los japoneses publican sus patrones dibujados con un esquema de los puntos que es muy fácil de interpretar, porque sino creo que aún estaría intentando descifrarlo.

A pesar de lo que pueda parecer, lo cierto es que no es un chal muy complejo. Lo realicé con una lana de algodón fino y aguja de 3.5mm para que me sirviera para entretiempo, y si mal no recuerdo utilicé unos cinco ovillos (250gr).

Una de las mejores cosas de este chal es que, a pesar de tener forma de media luna, la parte central es recta, por lo que puedes modificar el número de puntos según la largura que desees que tenga sin que la forma cambie en absoluto. Lo malo es que como las primeras vueltas del chal son muy cortas, hasta que no avanzas bastante no te haces una idea aproximada de cómo de grande va a quedar finalmente.

Yo tuve que deshacerlo una sola vez, cuando llevaba ya 5 vueltas, porque se me ocurrió calcular cuál sería la medida final y me parecía demasiado corto para lo que quería: que me diera una vuelta completa al cuello y los picos quedaran a los lados. La moraleja que saqué es que siempre es mejor calcular la medida aproximada de los proyectos con una muestra antes de ponerse a coser, porque eso de deshacer el trabajo da mucha rabia.

Al patrón original le añadí un toque de color azul, porque aunque el de la imagen en blanco roto me encanta tal cual, quería algo que pudiera servirme también para ir algo más informal, y las tres vueltas que fui intercalando en color azul tienen el tono justo para que el chal me combine con todo.

No recuerdo exactamente cuánto tardé en acabarlo porque no fui muy constante: al principio las vueltas eran mucho más rápidas y cortas, pero en cuanto empezaron a alargarse perdí el ritmo.

A este chal tengo que agradecerle, además, que me descubriera el mundo del bloqueo. Jamás había oído la expresión "bloquear una prenda" hasta que acabé el chal y, revisando el blog de alguien que también lo había hecho, aparecían las fotos antes y después de bloquearlo. Y, aunque en este chal en concreto la diferencia no era abismal, el patrón que hice para rematarlo apenas tenía definición al estar hecho de cadenetas, por lo que decidí lanzarme: si pensaba usar mi chal, tenía que estar perfecto.


Me costó meses atreverme a bloquearlo. De hecho, creo que pasé más tiempo pensando en el proceso y buscando información sobre ello que tejiendo el chal. Además, como la técnica que empleé implicaba mojar el chal y dejarlo secar, esperé hasta el verano para ponerme a ello, y necesité un colchón entero y casi tres días hasta que estuve segura de que estaba del todo seco.

Aunque en mi casa creo que me odiaron por tener el colchón con el chal clavado dos días enteros (¡y eso que era junio!), la verdad es que el resultado final mereció la pena. Los puntos quedaron mucho más abiertos y el dibujo de los puntos garbanzo intercalados con huecos se marca mucho más. La puntilla en puntos cadena que bordea todo el chal fue difícil de bloquear, y necesité varias docenas de alfileres, pero queda perfecta para el tipo de chal que quería: las flores que lleva el original me parecían más recargadas y me habrían molestado.


Después de la odisea de casi seis meses, desde que tuve en mis manos los ovillos hasta que por fin mi chal estuvo terminado, puedo decir que estoy muy orgullosa de mi chal. No pude ponérmelo demasiado en otoño, porque pasamos del calor al frío en un tiempo muy corto y, como es de algodón y calado, no abriga demasiado cuando hace frío, ¡así que estoy deseando estrenarle esta temporada!

Y vosotros, ¿cuál fue vuestro primer gran proyecto para tejer?
¿Vais a entrenar algo vuestro este año?

4 comentarios:

  1. Precioso, y ese tono de azul me encanta. La verdad que eso de bloquear prendas grandes es un incordio por la cantidad de espacio que necesitas, pero el resultado merece la pena.

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    1. ¡Muchas gracias! Ya, yo desde entonces no he vuelto a bloquear nada grande, me asusta solo de pensar dónde ponerlo!
      Un saludo!

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  2. ¡Es precioso! Los patrones japoneses son muy femeninos y elegantes y siempre están bien explicados con gráficos estándar, a mí me encantan.
    Mi primer gran proyecto fue un tapete gigante (mide más de 1m de diámetro) que empecé en mis vacaciones de instituto en el 95 o 96 y terminé muchos años después. Fue lo segundo que hice a ganchillo. Al contrario que a ti me van los grandes saraos. ;-)
    Besos

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    1. Jajaja, yo empecé un tapete para mi madre hace cosa de un año y ahí está el pobre, a medias. Yo no sé que me pasa que es que es coger la aguja y se me hace cuesta arriba, eso de ir punto a punto sin ver nunca el final, a veces temo que vaya a quedarse ahi para siempre. Aunque espero que se me pase algún día, porque hay colchas y chales preciosos que estoy decidida a intentar en cuanto tenga tiempo (y dinero) para ello!!
      Un saludo!

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